I
vuelvo a hablar de luz porque es
la sustancia
que mejor define esta nueva
visión selvática
que me acompaña
la comparto con otros seres
también luminosos
que entienden los cambios de
humor
de mi gravedad repentina
nos conocimos en el bosque
nos comunicamos en silencio
anduvimos a ciegas palpando manos
de aire
y si supiera qué decir quizás
dijera
tierra nueva
raíz expuesta
aliento de hiedra
el bosque encierra cantos antiguos
el más claro es aquel que invoca caminos nuevos
se nos reveló la primera mañana
y desde entonces estuvimos desnudos
al bosque le estimulaban nuestros pasos
como si fueran pequeños chispazos
aquella tierra extrañamente sonora
no nos era del todo desconocida
si no conoces el bosque
este puede permitirse algunos juegos preliminares
se sirvió de toda nuestra mitología
para componernos un aria con los ruidos más secos
el bosque tenía conciencia de sí mismo
y encontraba la forma de expresarlo sin delicadeza
a veces era tan evidente que nuestra presencia
parecía ser solo un eco
fuimos desmadejándonos en el bosque
entre el barro y las flores dibujamos los planos
la casa era toda de luz
y la habitábamos sin rozar el suelo
vuelvo a hablar de luz porque es la sustancia
que nos une desde antes de sabernos
ya nos crecían ramitas verdes detrás de los ojos
ahora podemos nombrarlas de mil maneras diferentes
II
quisiera atar todos estos hilos de musgo
alrededor de mi cuerpo y hundirlos
más allá de los bordes
el patrón resultante sería más cierto
que el fluir de la corriente
si volviéramos a encontrarnos
en el bosque no habría espacio
para el más pequeño silencio
el barro en mis botas es
el principio activo de un nuevo lenguaje
hay restos de vida latente entre todas mis pertenencias
reencontrarse con el bosque no fue difícil
reconocernos en su mundo diminuto fue simple
lo extraño es este pulso persistente
un fuego húmedo
la conciencia de haber bailado dormidos
saber qué viene a continuación