no puedo dejar que aproveches
mi recuerdo para fines puros
mánchame de ceniza y restos aún vivos
yo te devolveré mi aprecio en forma de estruendos
márcame el paso oblígame doblégame
quiero sentir que mi corazón
late por tu puro capricho
las niñas pequeñas ya no me miran risueñas
ahora saben que mi boca no pide
juegos corros elásticos
tengo algo en el paladar que las espanta
como si fuera un nido de arañas diminutas
si les dijera que al crecer
ellas también tendrán uno
correrían hacia alguna falda protectora
alguien con la boca limpia
yo
tengo en la boca
la textura embriagadora de una lengua extranjera
el paisaje absorto de un pez abisal al que no han catalogado aún el silencio absoluto tan espeso tan feroz oir la circulación de la sangre y contar los coágulos cada vez que pasan por el corazón como una cuenta atrás una carrera macabra
veo la luz a pesar de los fantasmas que posan sus manos húmedas sobre mis ojos
he arrastrado tras de mí un ejército de huérfanos
alguien tendría que salir a recibirme
he caminado tanto que la tierra imprime mi huella antes de que hunda el pie en sus entrañas