En el manicomio subterráneo más profundo, los locos me llaman por mi verdadero nombre. Podría moverme a oscuras por los pasillos de este antro y no tropezaría. Alguien me está mordiendo las entrañas, lo hace cada día, un rato por la mañana y otro por la tarde. El único trozo de cordura que queda aquí abajo cabe en este cuaderno de incongruencias. Qué pena de pájaros que no saben a dónde van. Que no saben que vienen aquí abajo.
2 comentarios:
Ese cuaderno es como la cordura subterránea. Abrazos.
me siento igual a ti en este momento...
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