À côté de lui

Entra la mujer pantera en el marco de la imagen. Lleva un perfume nuevo y un cuchillo en la boca. Ha vuelto entera y más salvaje. "No te muevas tanto; sufrirás más". Da una vuelta sobre sí misma, parece que se encoge por una fracción de segundo. Es una ilusión. Está llena y nueva a la vez. Sus colmillos rezuman rencor oxidado. No hay ropas que entiendan su furor, por eso va desnuda y sonríe, enseñando todas las historias que caben en su boca. Entra y sale de la escena, no es momento de entender la quietud. Sus ojos viven más rápido aún que sus garras. Contiene el aliento un instante; escucha el último suspiro. Ya no hay nadie más en la habitación. Solo un cuerpo inerte y su corazón a punto de ser una estrella, agitado.



2 comentarios:

Julio Castelló | 11 de octubre de 2010, 11:59

Fascinantes las panteras, peligrosas y sensuales. Tienen algo de intangibles, de buscada soledad, de poderosa isla. La tuya, en cambio, se exhibe y exhibe sus palabras aunque huelan a cuchillo. Una pantera cercana.
(Por cierto, me gustaría saber de quién son las imágenes que cuelgas: esta y la anterior -la chica colgada de la puerta-, la del patito en el asfalto húmedo...)

fgiucich | 11 de octubre de 2010, 13:54

Imagino , a pear de todo, una profunda soledad. Abrazos.

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