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Arrúgame

a ratos te veo al borde del abismo
recibiendo los vientos de la hora más negra
recuerdo el acabado mate del silencio
una vez se durmió un cuervo sobre tu hombro
gáname la batalla de la saliva
aún así no sabrás por qué lo hacemos habitable
mírame
estoy acampando en el hueco de tus manos


"Suponemos siempre demasiado estrechos los límites de nuestra personalidad. Adscribimos tan sólo a nuestra persona aquello que distinguimos como individual y divergente. Pero cada uno de nosotros es en el ser total del mundo, y del mismo modo que nuestro cuerpo integra toda la trayectoria de la evolución, hasta el pez e incluso más atrás aún, llevamos también en el alma todo lo que desde un principio ha vivido en las almas de los hombres. Todos los dioses y todos los demonios habidos, sea entre los griegos, los chinos o los cafres, todos están con nosotros, están presentes, como posibilidades, deseos o caminos."
Demian, Hermann Hesse