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El tacto

intento ocultarlo pero es más que evidente
me gusta hablar con fantasmas a altas horas de la madrugada horas brutas vivas y abismales que no dejan a su paso otra cosa que respuestas por las que nadie preguntó
los temas de conversación giran en torno a los límites plásticos de lo conocido y los silencios invisibles que acechan a todos los seres vivos
nunca hemos alcanzado una conclusión definitiva aunque a veces un perro ladra en mitad de la noche y deducimos que estuvo cerca
cuando surge la trama del amor discutimos luminosamente hasta que un sol de atrezzo los disuelve con la duda entre los dedos
no entienden mi apego insensato y lascivo a la calidez de ciertas personas
las ideas de carne y hueso atraviesan su leve existencia y los estremecen con ira y asombro a partes iguales por unos minutos exploran su integridad impalpable y huyen
en el fondo les gusta
no volverían