La señora llovía dulcemente

¿La muerte? Pues no, la verdad. Me inquietan más las cosas que ocurren mientras aún estamos vivos. Aunque escribir sobre la muerte es una buena cosa. Puedes decir todo lo que te apetezca porque, en el fondo, nadie sabe nada sobre ella.



La muerte sin medida, la muerte con tacones, con sombrero de ala rota, con una guitarra sin cuerdas entre los dientes y restos de comida o de seres aún vivos bajo las uñas. La muerte aprendiéndonos con cautela, observándonos despacio y a distancia, la muerte viendo la vida pasar, disfrutando cada segundo en el paladar, digestión profunda. La muerte y sus hermanas, cazando risas, jugando a la mala suerte, la muerte mezclada con la vida sin contornos, sin límites.



























Bernd Lietz

3 comentarios:

fgiucich | 3 de noviembre de 2010, 12:14

La muerte que espera y no desespera. Abrazos.

lapa | 11 de noviembre de 2010, 17:29

terrível.

Bruno Hachero | 30 de noviembre de 2010, 16:42

Wa... ¡qué buena eres joía!

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