El cisne

Quiero marcarlo nombrarlo
saber cuál es su número en la noche
llamarlo a escondidas olerlo quiero
marcarlo con mi aliento con mi tinta
robarle las llaves para que no tenga casa
que viva sobre mi techo
marcalo al revés
para que no sepa cuántos años tiene
sacarlo a volar con una cuerda
y que sólo alcance a ver las cumbres
que ya han sido censuradas

Quiero marcarlo terriblemente marcarlo
con mi firma incandescente
y que sueñe por las noches con un desierto helado
quiero marcarlo pero no debo

Me marcaré yo en cambio
la piel abierta marcada por su pluma
la pluma de la noche abierta
sangre y tinta te definen

eres libre
ven a verme cuando necesites
un techo que limite tu forma



3 comentarios:

Anónimo | 23 de enero de 2011, 19:12

Pasado.
¿Supéralo no?

Julio Castelló | 23 de enero de 2011, 22:17

Fascinante. Me has hecho ver que 'marcar' es un verbo extraordinariamente sugerente.
(Ah, y los libros de la colección El Periscopio los consigues en cualquier librería. Gracias por tu interés. Ya me contarás.)

Werbana | 26 de enero de 2011, 0:13

Dicen que el tiempo lo cura todo.

(Eso dicen).

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